LA HISTORIA Y SECRETOS DEL POLLON DEL BARRIO
Por los años 1970, mientras en Lima, existían pollerías como el Cortijo, el Rancho y otras donde solo podían ir las familias de clase media alta, había familias que no podían acceder a esa delicia llamada pollo a la brasa.
Mi abuela Efigenia que una vez fue a comer el famoso pollo a la brasa, le dijo a mi abuelo y a mi papá, yo puedo hacer un mejor pollo que ese y así fue.
Para el cumpleaños de su papá y mamá ósea mis bisabuelos, le preparó un pollo a la brasa a su estilo, con pollos de chacra, grandes. En su lenguaje sencillo, decía que ese era un pollón a la brasa y que era el mejor del barrio, así decía pues en el barrio en la chacra de Ica no había mejor pollo a la leña que el de ella.
Ese secreto de su pollo a la brasa, lo ha mantenido hasta hoy, pero ahora con sus 85 años ya no tiene la agilidad para hacerlo, sin embargo, su secreto lo estamos recuperando para usted.
Secretos del Pollón del Barrio:
- Un buen pollo, nosotros seleccionamos una variedad de pollo, no es cualquier pollo, debe tener un peso y bien criado.
- Ingredientes naturales en el aderezo, nada de insumos químicos.
- Preparar los pollos una cierta cantidad de horas antes de ingresarlos al horno.
- Preparado en horno ecológico.
- Una temperatura estable medida con termómetro para asegurar la cocción integral.
- Una cantidad de minuto de cocción para cada etapa del proceso, ni más ni menos.
- Unas papas bien peruanas (no importadas) seleccionadas y fritas en un buen aceite, no deben ser grasosas.
- Un ají verde con un punto especial de sal y limón, sin preservantes, ese es el secreto de la abuela Efigenia.
- No hacer muchos pollos, sino los necesarios de acuerdo con la demanda.
Para su conocimiento, en las pollerías de antaño el pollo a la brasa se comía con las manos sin cubiertos. Al terminar de comer venía el mozo y les ponía a los comensales unas tacitas con agua tibia y un limón, algunos comensales desprevenidos que iban por primera vez a comer pollo a la brasa escurrían el limón y se lo tomaban, grande era su sorpresa cuando descubrían que los más experimentados hacían lo mismo, pero se lavaban las manos para quitarse la grasa y luego el mozo les traía unos pañitos húmedos en agua caliente para limpiarse las manos.
Así que ya sabe…
Esos entre otros son los secretos del pollón del barrio.H